Amores de fotomatón*…

de esos, de aquí te pilló y aquí te mato,

de los que lo importante es la velocidad de obturación, no el alma del megapíxel,

de esos que aparentan ser lo que no se es y viceversa,

de esos que acaban en pandemia de likes vacíos de sentimientos,

de esos de «sí», «no», «ni todo lo contrario»,

de los automáticos, de los de usar y tirar,

de los que se cansan de todo en particular y de nada en general,

Amores de fotomatón…

de los de pegamento de barra,

de aquellos con los que no te confinarías,

de los que te identifican tal y como no eres,

de los que se sientan a comer acompañados a una cena romántica… en soledad absoluta.

*Un fotomatón es una cabina automática para obtener fotografías de forma instantánea. Generalmente se sitúan en calles o zonas públicas y se activan al introducir monedas. Tradicionalmente los fotomatones disponían de un asiento regulable diseñado para que la persona o personas que fuesen a ser fotografiadas se dispusiesen frente a la cámara. Al insertar las monedas o al activar el proceso, la máquina tomará una serie de fotografías (o una única fotografía de la que se imprimen múltiples copias). En ocasiones, antes de cada fotografía, el fotomatón producirá una señal, como una luz o un pitido, para avisar al fotografiado de que se prepare para la captura. Después de que la última fotografía de la serie (normalmente entre 3 y 8) haya sido tomada, el fotomatón empieza a desarrollar la película fotográfica, tardando varios minutos, en los antiguos fotomatones analógicos, ahora con la tecnología digital en mucho menos tiempo. Las dimensiones y formatos de estas impresiones varían según la configuración de la máquina o la elección del usuario.

Publicado en Sin categoríaEtiquetado