Él…

es el sueño en el que me quedo despierta,

el corazón que yo escribo a latidos,

la iLusión porque no tiene ningún defecto,

mi mejor manera de rizar el rizo,

la música cuando no hace ruido,

la calma a mi orden que templa mis nervios,

el tatuaje de amor que nunca me hice,

ese «nos damos de todo… menos igual»,

los planes imposibles… cuando olvidan el «im,

la ternura como trinchera,

las sumas sin restas,

el «cumpleaños feLiz» que se levanta a mi lado.

éL…

y su música de fondo,

éL…

y todos sus veinticuatro de noviembre,

éL, tú…

y mi «Te quiero… feLiz».

Fotografía: Donde las eLes encuentran su nombre. Mi casa.  Copyright ©.

¿Te ayudo?

…se conjuga en quereres,

…se proyecta en actos que cuidan el aLma,

…se amolda a bizcochos que dicen gracias,

…dice sí a golpe de abrazos,

…demuestra quién está y se queda y quién se quedó donde ya no hace falta.

¿Te ayudo?…

no encuentra mentiras en su diccionario,

no lo deja para luego,

no se busca, se encuentra,

no entiende de pereza, entiende de empatía.

¿Te ayudo?

más que pregunta es respuesta,

más que menos es más,

más que dos signos de interrogación… son dos corazones para regalar.

-¿Te ayudo?

Ya lo has hecho con la pregunta.

“Uno acaba convirtiéndose en aquello que ve en los ojos de quienes desea”. El juego del Ángel.

…aL son del aire…

dejándote llevar,

como cuando quieres y puedes,

en el punto exacto donde el cielo te susurra a gritos «¡vive!» en el oído,

a golpe de música de viento,

escuchando acordes de soL a cada uno de tus pasos,

construyendo castillos en el aire donde sólo había «ójalas»,

convirtiéndote en una fiesta para todos mis sentidos,

…aL son del aire…

dejándote llevar…

-al sitio de mi recreo-

al lugar preciso en el que la suerte decidió habernos coincidido.

Fotografía: Donde las eLes encuentran su nombre. San Pedro de las Dueñas. León. 29 de Agosto de 2020.  Copyright ©.

¡Déjate ser!

…así, diciendo, queriendo, haciendo lo que sientes, el resto es cotillón,

…así, sin desaprovechar la vida, porque en ocasiones debemos pensar que tenemos otra…y no ¡no la tenemos!,

…así, sin querer entender… ¡con sentir basta!,

…así, sin que el hartazgo te harte de emocionarte,

…así, volando, pero también haciendo nido… porque de eso se trata,

…así, dulcificando al león que llevamos dentro a base de besos,

…así, con los deseos haciendo cola delante de la puerta de casa esperando a ser concedidos,

…así, sin pena ni gloria, pero con mucha paz,

…así, con un «había una vez» entre los dientes…y que con esa sea suficiente,

…así, a pLeno puLmón, a corazón compLeto, ¡a grito peLao!,

…así, con la sensación como brújula,

…así, con todas las veces que nos dijeron que no íbamos a poder…

y…

¡pudimos!

-Vida, dime un truco infalible para conocer a la gente.

-Para conocer a la gente, hay que darle sus quince minutos de fama y ver cómo los usa.

El lenguaje…cuando nos deja sin palabras.

y le pide al viento que respete el pronombre personal «tú»,

para que llegue tu cintura a desmedir el tiempo,

con el único propósito de amasar con ganas cada una de las letras de «cuidarte»,

así como cuando te veo pasar y se me pasa todo,

en una anarquía de palabras pidiendo la vez para demostrar un «te quiero»,

como cuando el verbo transitivo «escuchar» se hace del verbo importar,

sin pereza, encontrado excusas para hacer las cosas, no para no hacerlas,

dejando hablar a gritos al silencio para que cuando tú digas

paz

a mí no me importe sentarme a esperar confinad@.

…cuando eL briLLo de Los ojos hace de La cicatriz* una raya de sumar…

¡Ahí es!

-Has llegado-

Has llegado al sitio donde los recuerdos son aprendizajes,

donde querer quedarse es infinitamente mejor que querer irse,

donde con la compañía adecuada, la vida no asusta tanto,

donde una arruga adorna,

donde ya no se perdona una infeLicidad,

donde mis sonrisas y tus planes hacen un buen equipo,

donde aunque ya sepas que no, te guste más el «ojalá que sí»,

donde los peces vuelan con los globos de tu fiesta de cumpleaños,

donde «érase una vez…»

y todas las que quieras.

*

Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. Creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso.

El arte tradicional japonés de la reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego, con polvo de oro, se llama Kintsugi. El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza. El kintsugi añade un nuevo nivel de complejidad estética a las piezas reparadas y hace que antiguas vasijas pegadas sean aún más valoradas que las que nunca se han roto. Kintsukuroi es el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto. En lugar de considerarse que se pierde el valor, al reparar la cerámica se crea una sensación de una nueva vitalidad. Dicho de otra forma, el tazón se vuelve más bello después de haber sido roto y reparado. La prueba de la fragilidad de estos objetos y de su capacidad de recuperarse son lo que los hace bellos.

Llevemos esta imagen al terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces, lastimamos o nos lastiman. ¡Qué importante resulta el enmendar! Qué importante entender que los vínculos lastimados y el corazón maltrecho, pueden repararse con los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes.

La idea es que cuando algo valioso se quiebra, una gran estrategia a seguir es no ocultar su fragilidad ni su imperfección, y repararlo con algo que haga las veces de oro: fortaleza, servicio, virtud… La prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia —la capacidad de recuperarse— son dignas de llevarse en alto.

El mundo Consciente.

Risas por nada, que sirven para todo…

de las vacías de pretextos y de las llenas de ganas,

esas para las que no hacen falta etiquetas,

en las que un Lunes suena a viernes,

las que tienen como melodía un «¿qué, cómo, cuándo, dónde? y contigo»,

de esas de «ven» y de cómo tres letras pueden ponerte la piel de gallina,

risas con calidez de entusiasmo que susurran «te quieros» sin venir a cuento,

con las que bailas al son de margaritas que dicen «sí»,

carcajadas de «no sé qué» que saben a «no sé cuanto»…

Risas por nada… que sirven para todo,

porque sólo los viajes…

en los que se nota a kilómetros de distancia quién te quiere tener a centímetros,

son los que van a cuaLquier sueño.

RefLeja…

¡te!

en cuaLquier espejo que te devuelva tu mejor versión,

en esos ojos que te recuerdan cada día lo guap@ que eres, aunque ese día no lo estés,

en esas canciones que te pones para sonreír,

en los miedos a los que ya no tienes miedo,

en las flores que salen esta primavera contra viento y marea,

en esas conversaciones que relees y que siempre te abrazan,

en la amabilidad que te devuelven los columpios en cada balanceo,

¡RefLéjate!

en todo lo bonito que puedes llegar a ser,

en esa fe que se fue a mover una montaña,

en el dolor del que llora, para así poder acurrucarlo,

¡RefLéjate!

en el «te quiero» más maravilloso jamás contado,

en ese amor de rutina que te acompaña por la mañana en cada desayuno,

en ese ser que siempre está ahí a pesar de tus sombras.

¡RefLéjate!

porque así podrás refLejarLe a tu pronombre personal «ti» favorito…

la Luz que te dedica.

alivio

La tuerca que me falta…

el tornillo que tengo de más,

las vueltas a la cama que da mi imaginación,

mi sueño cuando se queda despierto,

la caja de madera que pide a gritos no contener nada para poder estar llena,

esa persona a la que eliges para volver a pasar la cuarentena, una y otra vez, en bucle, en progresión aritmética…

a pesar de las rutinas, a pesar del roce que hace el roce.

La tuerca que me falta…

y esa manera que tienen mis seres queridos de mimar esa ausencia,

de amortiguar mis maneras,

de quererme siempre en lugar de «a veces»,

de desenredar mis nudos,

de ponerme fácil lo difícil,

de besar mis engranajes…

y conseguir por fin,

que en mi casa no se vuelva a conjugar el verbo «faltar» o «pedir», si no es para referirse a la saL.

Me falta una tuerca

Dame tu mano…

como si estuvieras aquí…

como si no hubiera «en tu casa o en la mía»…

como si para florecer sólo necesitara imaginármelo…

como si este año mi cumpleaños tuviera como sorpresa poder abrazar a la gente que quiero…

como si en vez de café tuviera besos para desayunar…

como si mi regalo viniera envuelto en abrazos apretados, de los de muy cerca, de los de «me quedo», de los de «todo pasará».

Dame la mano…

y deja que las margaritas hagan el resto,

que entre la luz a raudales por mis ventanas,

para que nazcan de todas las ganas que sembraste,

para que crezcan de cada uno de tus síes,

para que no deshojen la primavera,

y que conviertan después de este «quédate en casa» en blanco y negro,

un maravilloso mundo de arcoíris de coLores.

mano con barro y margarita

Él la preguntó…¿Dónde está tu recuerdo favorito?

Y ella lo tuvo claro: -En tus ojos.