de los que puedes imaginar a granel,
sin necesidad que estén metidos en su envase,
sin contarles cuentos para que se duerman,
con tormentas que no atormentan, de esas que sólo huelen a tierra mojada,
sueños al libre albedrío
de los que cuando tiras la toalla, te envuelven en la suya,
sueños de precipicio, de esos que te aterran y te fascinan a la vez,
de los que se pesan en báscula antigua, sin restarles ni un sólo ápice de maravillas…
ochocientos gramos de ganas de ser lo que quieras ser en cada uno de sus intentos por convertirse en realidad,
kiLo y medio de sueños para desayunar, para comer y para cenar…
Kilo y medio de sueños para poder dormir…
¡despierto!
