Si empezáramos a contar el día desde la primera carcajada…

Si la armonía en nuestras cosas se convirtiera en la rutina más emocionante…

-una rutina no soleada a la que con seguridad absoluta dibujaríamos un Sol-

Si las palabras escritas nos llevasen de viaje a mundos inventados en los que fuéramos los protagonistas…

Si fuéramos con bocadillos de letras sobre la cabeza, como en los cómics, en los que pusieran cosas bonitas…

Si cuando quisiéramos dormir, nos soñara otro…

Si reír y llorar fueran siempre dos verbos que se conjugaran a la vez… y lloráramos de la risa.

Si la importancia de una persona fuera directamente proporcional a las sonrisas que genera cuando la recordamos…

Si celebrásemos cada día que podemos seguir diciendo «te quiero» nada más levantarnos…

Si la geometría vital dibujara cada tarde un círculo en el que poder acurrucarse a dormir la siesta…

Si pudiéramos brindar con café todas las mañanas…

hoy lo haríamos sin duda:

¡por las mañanas de invierno!

…esas en las que LLeguemos con mirada de niño a puertos nunca vistos.

 

niña leyendo

«Los cuentos se escriben para que los niños se duerman, pero también para que los adultos se despierten» Hans Christian Andersen

-¿Cual es la religión correcta?

-Ser buena persona.