¡Quédate!

¡quédate!…

a irte conmigo al fin del mundo,

¡quédate!…

a dar la vuelta a la luna cada vez que se llene de luz,

¡quédate!…

a hablarme de tí,

de tu cuento interior,

de tus lunares,

de lo que no dices en público.

¡quédate!…

a mirar como bailamos sin música,

¡quédate!…

a respetar mis reglas y a enamorarte de mis excepciones,

¡quédate!…

a disipar nuestras interrogaciones,

…pero sobretodo…

¡quédate!…

para decidir conmigo

-una y otra vez-

que ante la duda…

¡lo que diga la pieL!

quédate

 

“Que ningún juez declare mi inocencia, porque, en este proceso a largo plazo buscaré solamente la sentencia a cadena perpetua de tu abrazo.”

Antonio Gala

…cuando La pieL manda…

…eL cuerpo funciona de mapa.

GANAS DE QUERER

Imagen: Tattoset.

«La vida no es como la pintas, es como la coloreas.»

Leonardo Cárdenas.

«Y así, después de mucho esperar, un día como cualquier otro decidí triunfar.

Decidí no esperar a las oportunidades, sino yo mismo buscarlas.

Decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución.

Decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis.

Decidí ver cada noche como un misterio a resolver.

Decidí ver cada día como una oportunidad para ser feliz.

Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades,

y que enfrentarlas era la única y mejor forma de superarlas.

Aquel día descubrí que no era el mejor

y que tal vez nunca lo hubiera sido.

Dejó de importarme quien gana o pierde.

Ahora me importa simplemente saber mejor qué hacer.

Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.

Aprendí que el mejor triunfo es poder llamar a alguien “Amigo”.

Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento;

 el amor es una filosofía de vida.

Aquel día dejé de ser el reflejo de mis escasos triunfos pasados

y pasé a ser una tenue luz en el presente.

Aprendí que de nada sirve ser luz

si no iluminamos el camino a los demás.

Aquel día decidí cambiar tantas cosas…

Aquel día aprendí que los sueños existen para hacerse realidad.

Y desde aquel día ya no duermo para descansar…

ahora simplemente duermo para soñar.»

(Walt Disney)