su catálogo de maraviLLas acumuladas,
toda la arena se les escapó de las manos pero que gravaron en su retina,
ese «estoy aquí» tatuado en cada brazo cada vez que alguien te quiso con el aLma y te dijiste «ahí es», «ahí somos»,
ese cero a la izquierda, que no cuenta pero sí se ve y nos dice tanto…,
tú y tus luces, a veces tenues y otras fluorescentes, a veces intermitentes y otras incesantes,
esa fascinante manera que tienen de briLLar,
de cuando no los apetece hablar, no hablar,
de cuando han de permanecer en silencio, permanecer en silencio,
de cuando hay callar, callar…
pero de siempre, en todo momento, en cualquier lugar…
esa exclusiva forma que tienen de escuchar
y hacernos de libro de vida.
«Le preguntó el tacto a la vista ¿qué música te gusta?, y entonces… puso el oído en su pecho.»