La vaLentía de lo frágiL…

como cuando se hace algo con sentido: besar,

como cuando tu niñ@ interior…va y se enamora del niñ@ del recreo,

como cuando te sujetas los miedos con abrazos en lugar de con pinzas… para que en tu cuentas sume como hacer el amor,

como cuando escuchas a alguien reír y te dices: «de aquí soy»,

como cuando decides ser pLuma en un día de viento de levante,

como cuando te atreves a desnudar-te un lunes de lluvia y a nadar en los charcos en lugar de saltar-los,

como cuando te comes los errores con patatas fritas…y los conviertes en un plato de alta cocina,

como cuando contra viento y marea…y con tu maleta llena de «noes»,

dejas de utilizar el «¿cómo?» y «¿cuándo?» y encuentras el donde…

aprendes a decir «sí»

a lo que realmente te hace feLiz.

pluma

 

«La emoción que puede romper tu corazón es a veces la misma que lo sana.»
Nicholas Sparks

 

La fortaLeza…

del que se deja ganar,

del que te quiere en la guerra… y te acompaña en la paz,

del que te sonríe entre beso y beso,

del que se queda contra viento y marea,

del que conjuga a la vez los dos verbos que pueden con todo: «querer estar».

La valentía…

del que no esconde la sensibiLidad…

del que te envueLve tu fragilidad en papel de regalo…

y la acaricia para que la hagas briLLar con fuerza.

fragilidad

«Hay caricias que duran incluso después del roce. Hay, a veces, personas a la que la distancia no puede separar. Y escalofríos provocados por el calor de un abrazo. Aún hay sonrisas de esas que parecen cualquier otro amanecer. Algunas noches tengo la sensación de que el camino corto también puede ser el correcto. Que, por una vez, la felicidad no depende de llegar a ningún sitio, sino de disfrutar del lugar en el que estamos. Solo hay que cerrar los ojos, cerrarlos con fuerza y acordarse de lo bonito. De la brevedad, del detalle, del momento. No se puede vivir como aquel que no recordó darse una oportunidad para ser feliz. Y agarrarse a la esperanza. Agarrarse con fuerza a las ilusiones. Y seguir. Seguir, parar, tomar aire. Respirar. Mojarnos bajo la lluvia. Y nunca, nunca, creer que las cosas que se derrumban no pueden levantarse de nuevo. Nunca creer que lo triste durará más que nuestras fuerzas. Quizá el problema sea que miramos el cielo por la noche y nos parece que ya no hay demasiadas estrellas. Que algo se apagó hace tiempo y que nada luce igual. Pero no lo olvidéis. No olvidéis hacer brillar vuestros ojos. Que nadie nos quite, nunca, el derecho de iluminar un poquito el mundo».

Sergio Carrión.