No hay cicatriz más bella…

que la del charco y el coLumpio,

no hay paisaje más bonito…

que el que se lleva dentro,

no hay mentira más cruel…

que aquella que se quiere gritar,

no hay lágrima mas curativa…

que la que nos salva de ahogarnos por dentro,

no hay forma más vacía de comunicarse…

que aquella que no tiene nada que decirse,

no hay «demasiado tarde»…

si se intenta una vez más,

no hay ser humano perfecto…

que no tenga imperfecciones,

no hay cuerpo desnudo en verano…

que no tenga vistas al mar,

no hay memoria más verdadera…

que la que se tiene en el corazón,

no hay palabras más bonitas…

que las que dibujan sonrisas con forma de letras.

“Tú que escuchabas colores donde el silencio era gris, tú que veías sonidos cuando todos éramos sordos y mudos”. Perseo.

¡Escucha!

¡Escucha!

como si fuera tu canción favorita,

mantente en silencio mientras te hablan,

-pon atención-

porque casi nada es lo que parece, casi siempre es lo que es,

y si no te paras a escuchar, no sabes,

y si no sabes, no puedes actuar,

y si no actúas, no te arriesgas,

y sino te arriesgas, no te equivocas,

y sino te equivocas, no aprendes,

y si no aprendes, no creces.

Escucha…

pon a funcionar tu empatía,

siembra con tu presencia lo que con toda seguridad recogerás cuando más lo necesites.

Escucha lo que te tengan que contar,

aunque suene barroco, aunque esté decorado en exceso, aunque parezca aburrido a priori, las palabras bien entendidas siempre suman, nunca restan.

Escucha…

a tu corazón,

a tu mente,

a tus instintos más primarios,

a las intuiciones,

a tus locuras más locas,

a tus corduras más cuerdas.

Escucha…

los “noes”,

los “síes”,

los “tal vez”,

no interpretes,

-sólo escucha-

a veces las palabras no buscan respuestas, sino solamente un “estoy” sin pronunciarlo.

Escucha, escucha, escucha, escucha, escucha…

hasta que de tanto escuchar…

te conviertas en voz.

 

cantar más fuerte

«Que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz”.
Madre Teresa de Calcuta.

Te sientes perdido porque intentas encontrarte en los demás. Te olvidas de que a la persona más interesante que puedes conocer es a ti mismo. Cuando empieces a escucharte de verdad empezarás a enfocarte y da igual las veces que te caigas cuando no esperas una mano amiga que te levante, solo busca tu propia mano, ¡es ahí!.Las personas en general somos egoístas y pesimistas por naturaleza y la sociedad no siempre ayuda a tomar buenas decisiones. Deja de buscar amor fuera, deja de buscar aprobación en las palabras de los demás y recuerda que todo el mundo opina sobre tu vida, pero sólo son eso opiniones, no dejes que te influyan más que la tuya propia. Escucha y quédate con lo que sume, con lo que te haga crecer, con lo que te anime a continuar tus sueños. Cree en ti, en tu yo de antes, en las decisiones que tomaste. ¡A la mierda con tus costumbres! cambia lo que tengas que cambiar, piensa que no hay reglas, que las reglas las pones tú, porque eres tú el que no se tiene que fallar cumpliéndolas. La última conversación que tuvimos, mientras me escuchabas, entendí. Tú eras un desconocido… pero en tus ojos vi que creías en mi, reflejabas en tus silencios que yo podía ser capaz de todo lo que quisiera… y ¡ufff! me dije a mí misma… ¿cómo alguien que casi ni me conoce ha sido capaz de reflejarme tan bonito y yo misma no me lo creo? Y desde entonces estoy en un camino en el que disfruto de mí misma, no sé si más feliz, pero sí más consciente, más serena, y ¡joder! ¡es brutal! Evidentemente es un camino largo y solitario a veces, pero da igual porque la soledad es elegida no obligada y ¿largo..?, depende, prefiero la calidad que la cantidad y eso me hace sentirme más en paz conmigo misma aunque nada sea perfecto.

Gracias por escucharme, y con ello hacerme alzar la voz.”

Silvia Hernández.

Whatsapp. Domingo, cinco de Diciembre de dos mil diecinueve. Ocho de la mañana.

 

…verbos con Los que poder «hacer té»…

…sentir…te,

…abrazar…te,

…mirar…te, 

…besar…te, 

…sonreír…te,

…conocer…te,

…acariciar…te,

…desnudar…te,

…susurrar…te,

…querer…te,

…soñar…te,

…escuchar…te.

sobres de té

 

 “Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a aconsejarme, no estás haciendo lo que te he pedido. Cuando te pido que me escuches y tú empiezas a decirme por qué no debería sentirme así, no estás respetando mis sentimientos. Cuando te pido que me escuches y tu piensas que debes hacer algo para resolver mi problema, no estás respondiendo a mis necesidades. Escúchame. Todo lo que te pido es que me escuches, no que hables ni que hagas. Sólo que me escuches. Es fácil aconsejar. Pero yo no soy un incapaz. Tal vez me encuentre desanimado y con problemas, pero no soy un inútil. Cuando tú haces por mí lo que yo mismo puedo y tengo necesidad de hacer, no haces más que contribuir a mis miedos y a mi inseguridad, Pero cuando aceptas, simplemente, que lo que siento me pertenece a mí, por muy irracional que sea, entonces no tengo que intentar hacértelo entender sino empezar a descubrir lo que hay dentro de mí.”
R. O’Donnell “¡Escúchame!”