se apasiona con lo insignificante,
no necesita grandes tesoros para iLusionarse,
es capaz de convertir un trozo de papel en un gritito de felicidad,
se apaña con los calcetines desparejados que encuentra por casa para encontrar un sentido al día,
se da a entender con la primera sonrisa del amanecer,
utiliza un lenguaje que nos deja sin palabras…,
guarda el miedo en una maleta y consigue llevarnos a todos «a soñar despiertos» con sólo levantarse de la cama,
se coloca en el lado del corazón que no se rinde,
y convierte el verbo «amar» en algo menos terrestre.
El poder del entusiasmo…
y su maraviLLosa forma de desmedir el tiempo.

- – Pequeña ¿y le creíste?
- – Si mami, los elefantes son azules.