Él…

es el sueño en el que me quedo despierta,

el corazón que yo escribo a latidos,

la iLusión porque no tiene ningún defecto,

mi mejor manera de rizar el rizo,

la música cuando no hace ruido,

la calma a mi orden que templa mis nervios,

el tatuaje de amor que nunca me hice,

ese «nos damos de todo… menos igual»,

los planes imposibles… cuando olvidan el «im,

la ternura como trinchera,

las sumas sin restas,

el «cumpleaños feLiz» que se levanta a mi lado.

éL…

y su música de fondo,

éL…

y todos sus veinticuatro de noviembre,

éL, tú…

y mi «Te quiero… feLiz».

Fotografía: Donde las eLes encuentran su nombre. Mi casa.  Copyright ©.

Mi Robin Hood urbano…

se tapa los ojos para jugar conmigo al escondite,

me devuelve trozos de alma que otras personas me quitaron,

me acaricia el pelo y detiene el mundo para que yo lo acelere,

me empuja a ser valiente, para que sea la vida la que tiemble,

me susurra que cuando no sepa por dónde empezar, recuerde que todo empieza por dentro,

me explica que el afrodisiaco más potente es la confianza,

me alienta a que si voy a soñar…que exagere,

sonríe al recordarme que lo mejor del vino es que hasta como tiempo verbal gusta,

me cuenta cuentos usando palabras inventadas,

me impulsa a tener la absoluta convicción de que el mundo es de los que se animan.

Mi Robin Hood urbano…

me convierte en heroína cada vez que le hago reír.

¡Hasta luego Lucas!

¡tú y yo hasta aquí hemos llegado!

porque el amor propio no es para tanto, es para todo,

porque no quepo en tus huecos, ni tú puedes con los míos,

porque dar algo por perdido es una nueva forma de empezar,

porque hay que asumir que se intentó, nos acompañamos y al final no se pudo, -nos llenamos desmasiado-,

porque cuando dejas ir etapas se te abre la posibilidad de poder escalar otras nuevas,

porque todos tenemos un imposible, un pendiente, un ojalá y un nunca más,

porque la felicidad está en el movimiento, en el hacia adelante, en el no mirar atrás,

porque de la mano en mi camino hay alguien que me hace reír… y eso es muy serio,

porque las cosas son cosas y apegarse a ellas es pegarse con ellas,

porque sí, porque «Adiós querido mueble del salón» …¡Gracias por todo!

¡Hasta luego Lucas!*

*¡Hasta luego, Lucas! Expr. de despedida por excelencia, acuñada por el gran Chiquito de la Calzada.

¿Te ayudo?

…se conjuga en quereres,

…se proyecta en actos que cuidan el aLma,

…se amolda a bizcochos que dicen gracias,

…dice sí a golpe de abrazos,

…demuestra quién está y se queda y quién se quedó donde ya no hace falta.

¿Te ayudo?…

no encuentra mentiras en su diccionario,

no lo deja para luego,

no se busca, se encuentra,

no entiende de pereza, entiende de empatía.

¿Te ayudo?

más que pregunta es respuesta,

más que menos es más,

más que dos signos de interrogación… son dos corazones para regalar.

-¿Te ayudo?

Ya lo has hecho con la pregunta.

“Uno acaba convirtiéndose en aquello que ve en los ojos de quienes desea”. El juego del Ángel.