ese lugar donde se mira y no se quiere ver,
el segundo plano de la energía,
la frontera entre lo que parece y lo que es,
ese estado en el que la fragilidad está expuesta a la máxima potencia,
una fantástica declaración de «así también soy yo»,
la multitud llena de soledad,
tu fortaleza sin defensas,
esa lágrima acompasada por la fragilidad,
un par de versos que no se atreven a convertirse en poema,
¡tu tú más tú!
–contigo dentro–
dejándose abrazar.

¿Y que me dices de su forma de amar?
Ella amaba como colorean los niños, sin tener en cuenta los límites.