en el que agitar lo que tenemos dentro de la cabeza y del corazón… y jugar con ellos un parchís,
en el que vestirnos con nuestros pijamas de lunes como si fuera domingo,
en el que festejar un jueves a la manera de un sábado,
en el que ponerse las mejores zapatillas… para correr maratones de paciencia,
…universos de lo senciLLo…
en los que regalarnos tiempo para viajar con la imaginación,
en los que divertir el ánimo a base de cosquillas,
en los que hacer pan con 200 gr de harina, 150 ml de agua y millones de dosis de cariño,
en los que no tenemos que volver al hogar porque no nos hemos ido,
en los que pintar soles y ponerlos a girar,
y en los que con toda seguridad…
-como decía Becquer-
«Volverán las oscuras golondrinas…»
del mismo modo que regresarán los días de besos y abrazos.
Volverán las oscuras golondrinas, de Gustavo Adolfo Bécquer
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha a contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres…
¡esas… no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Pero aquellas, cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día…
¡esas… no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido…; desengáñate,
¡así… no te querrán!