…equiLibrio desequiLibrado…

en el que la vida nos pide una parada,
un semáforo en rojo para que aprendamos a demostrar que querer sí ocupa un lugar,
un lugar en el que haya sitio para decirnos «te quiero» con palabras escritas a mano,
un lugar en el que un metro y medio sea sólo una medida de amor en nuestros «ahoras»,
para protegernos, para hacer piña, para expresar agradecimiento a los que se exponen,
a los que están en primera línea de batalla,
a los que a pesar de tener miedo, sonríen y se convierten en un mar en calma,
a los que nos curan, con medicamentos y con medicinas de aLma.
…equiLibrio desequiLibrado…
que nos acurruca en casa a la espera de una cura,
que nos pide tiempo para tener tiempo,
que nos obliga a «amar» de lejos,
que nos hace reflexionar sobre lo verdaderamente importante,
que nos impulsa a ser optimistas, a ver el lado bueno de las cosas,
que nos convence a caricias que el verdadero virus que nos separa no tiene sitio si se quiere bien.
…equiLibrio desequiLibrado…
que nos explica el mundo con apLausos en los balcones a las ocho de la tarde,
que da lecciones de humanidad a los humanos que la habían perdido, y lágrimas de orgullo a los que la teníamos intacta,
que nos grita a carcajadas que cualquier risa compartida es un pacto tácito,

porque a veces… porque casi siempre, porque con toda seguridad…

la casualidad más bonita de estos momentos,

sea un ataque de risa… -al mismo tiempo-

al otro lado del teLéfono.

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https://verne.elpais.com/verne/2020/03/14/articulo/1584185737_126537.html