¡Anúdate el viento al peLo!

pide más paz, y menos explicaciones,

conviértete en la certeza entre todas las dudas,

que el tamaño importe cuando del corazón se trate,

que la sensibilidad y la costumbre no apaguen tus ganas,

que mentir no sea la solución al desamor,

que no te miren, que te vean,

que tu risa sea tu Luz,

coincide con alguien en la cama, y fuera de ella,

gírate con el soL pero dale tú el «tempo»* al día,

conviértete en folio en blanco,

escríbete de nuevo,

así, en versión simple, en edición bolsillo,

empezando cada día con un recién estrenado…

«érase otra vez»

lau en prado

Fotografía: Donde las eLes encuentran su nombre.  Copyright ©.

-¿Cuál es la mejor demostración de amor?

-Sin duda cuando se consigue hacer desaparecer del vocabulario de cada día, la palabra «duda».

*Tempo:

Esta palabra que en italiano significa literalmente «tiempo» indica básicamente la velocidad a la que se interpreta la pieza musical. Se suele poner al principio de la partitura.

La velocidad a la que se reproducen los patrones se llama tempo. El tempo se mide en beats por minuto o BPM. Así que, si decimos que una pieza musical está «a 120 BPM», queremos decir que hay 120 beats (pulsos) por minuto.

A lo largo de la historia de la música occidental surgieron dos formas de indicar el tempo. Hasta la invención del metrónomo  se empleaban determinadas palabras como andante, allegro, etc. que aportaban una idea subjetiva de la velocidad de la pieza y a la vez aportaban información sobre el carácter o la expresión que había que dar a la música. La invención del metrónomo aportó mayor precisión y dio lugar a las indicaciones metronómicas.

En la música occidental actual se suele indicar en en pulsaciones por minuto, abreviado también como bpm, de la expresión beats per minute en inglés. Esto significa que una figura determinada (por ejemplo, una negra o corchea) se establece como pulso y la indicación significa que debe ser ejecutado un determinado número de pulsos por minuto.​ Cuanto mayor es el tempo, mayor es el número de pulsos por minuto que se deben tocar y por tanto más rápidamente debe interpretarse la pieza. En función del tempo una misma obra musical tiene una duración más o menos larga. De forma parecida, cada figura musical (una negra o una blanca) no tiene una duración específica y fija en segundos, sino que depende del tempo.