no haya duda…
y sólo haya que encontrar la pregunta adecuada a la respuesta correcta,
quizás sea un «sí»,
quizás sea un «no»,
quizás seamos nosotros los que despertemos a la taza de café…
quizás no exista la opción de elegir el camino y el «quid de la cuestión» esté en el cómo queremos andarlo,
quizás la emoción sea el modo,
y el viaje el cauce,
y el cauce el río,
quizás todo sea mucho más fácil de lo que nos imaginamos,
quizás sólo tengamos que dejarnos llevar por la corriente,
y seguir nadando, y seguir flotando,
quizás el deseo desee ser concedido,
quizás enamorarse un Lunes no tenga ni pies ni cabeza…
pero quizás, quizás, quizás…
lo que si tenga sea…
¡corazón!.
Fotografía: Joel Robinson.
«Llevo unos días pensando que, en muchas ocasiones, nos relacionamos con los otros como si estuviéramos en guerra. Voy a intentar explicarme. Andamos por la vida heridos. Y nuestras heridas nos pesan tanto que creemos necesitar protección y armamento. Desconfiamos, recelamos, sospechamos, intentamos descubrir qué se esconde detrás de una sonrisa o de una palabra amable. Y, así, nos convertimos en búnkeres que no dejan pasar ni un rayo de luz, por si pudiera estar envenenado, o en tanques que van directos a su objetivo pisando todo lo que encuentran por el camino, para no tener que enfrentarse a una emoción, del tipo que sea. Porque duele. La herida, muchas veces, duele.
Escucho historias –cercanas o lejanas- y me pregunto hacia dónde va el ser humano. Las mujeres se quejan de los hombres. Los hombres de las mujeres. Los jefes de los empleados, los padres de los hijos, los profesores de los alumnos… (y viceversa).
Entonces creo que es tiempo de establecer un armisticio, de dejar de sospechar y de ver al otro como un enemigo. Creo que es tiempo de empatía, tiempo de comprender. De hablar y de escuchar. Desde el corazón. Hacia el corazón. Es tiempo de dejar las espadas –los egos- a un lado y empezar a darnos la mano. Quizás el otro “te ha hecho daño” (muchas muchas comillas en esta frase puesto que no creo que “otro” pueda realmente herirte) pero, ¿te has parado a pensar qué le pasa a ese otro?, ¿conoces su situación?, ¿sabes qué es lo que a él o a ella le duele?
Es tiempo de dejar de buscar responsables fuera y comenzar a mirar hacia dentro. Tu herida duele y grita, porque está pidiendo que te ocupes de ella. No te distraigas intentando encontrar culpables. Empieza a cuidarte, empieza a quererte, empieza a sanarte. Y cuando te sanes, te quieras y te cuides, descubrirás quizás que no hace falta que seas un búnker, porque nadie pretender hacerte daño, y que tampoco necesitas convertirte en un tanque, porque la vida te trae lo que verdaderamente te hace falta.
Toda persona con la que te cruzas en el camino es una oportunidad de Amar. Permítetelo.»
El periódico de las buenas noticias.
http://periodicobuenasnoticias.blogspot.com/2015/01/propongo-un-armisticio.html
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¿Quizá o quizás?
Las dos formas son correctas. La normativa académica prefiere “quizá”. En el Diccionario panhispánico de dudas se precisa que “quizá” expresa duda o probabilidad «Quizá trataron de decirme»; añade además que por «analogía con otros adverbios acabados en -s, se creó la forma quizás, igualmente válida» (2005, s. v. quizá). Ambas son palabras agudas, por lo tanto llevan tilde.