Ser, estar y quedar-se.

Esa revolución del verbo cuando es infinitivo,

que no tiene tiempo, ni persona, ni número pero que es,

que cuentan como casa y hacen hogar a cuaLquier lugar,

que se dejan de «ojalas» y se ponen manos a la obra,

que a pesar de tener alas te cogen de la mano y pasean contigo el camino,

que se cuelan en tus siestas y las convierten en verano,

que nunca son despedida.

Ser, estar…y quedarse los lunes…para convertirlos en viernes,

que son como esas personas que siempre te dejan con las ganas intactas, aunque te las sacien.

Verbos que indican el momento en el cual se realiza la acción,

y que terminan en “ar”, “er”, “ir”…

como cantar,

como querer,

como reír.

manos con trenza