que se sueña más que se duerme,
que si la elección consiste entre ¿truco o trato?, es mejor romper la baraja,
que hay amores que matan y otros en los que te puedes quedar a vivir,
que las historias se pueden relatar en colores, en blanco y negro…incluso en sepia, pero que no por eso dejan de tener música,
que la fragilidad es un signo de fortaleza,
que con los corazones rotos hay que practicar *kintsugi, no darlos por perdidos,
que es preferible la «nada» a un «todo vacío»,
que es mejor quitarse la ropa y verse por dentro, que vestirse de lo que no eres,
que la maravilla más maravillosa tiene tu nombre si tú te lo crees,
que en caso de duda… lo que nos diga la piel,
que en ocasiones hay que buscar las respuestas en el saco de las dudas, y sentarse en un banco con ellas a jugar a ver quién pregunta más…
Cuenta la Leyenda…
que hay días estupendos para quitarse la coleta, y dejarse llevar… y que ese día casi siempre es hoy,
Cuenta la Leyenda…
que a veces hay que tomar decisiones,
elegir un camino,
y que eso nos hace Libres.
Cuenta la Leyenda…
que cuando se abre la caja de Pandora de las sensibilidades se corre peligro… mucho peligro…
pero que si encerramos con llave las vulnerabilidades para siempre, el mundo se perdería la mejor parte de nosotros…
Cuenta la Leyenda…
que hoy es un día para tener pájaros en la cabeza,
para llevarse a las mariposas de viaje a volar mares,
y para escuchar canciones en una caracola.
Cuenta la Leyenda…
…que…
¡feLiz puente a tod@s!
Fotografía: Donde las eLes encuentran su nombre. Copyright ©.
«El mundo nos rompe a todos, y luego algunos se hacen más fuertes en las partes rotas.» Ernest Hemingway.
*Kintsugi: el arte de hacer bello y fuerte lo frágil
Cuando los japoneses reparan objetos rotos, enaltecen la zona dañada rellenando las grietas con oro. Creen que cuando algo ha sufrido un daño y tiene una historia, se vuelve más hermoso.
El arte tradicional japonés de la reparación de la cerámica rota con un adhesivo fuerte, rociado, luego, con polvo de oro, se llama Kintsugi. El resultado es que la cerámica no sólo queda reparada sino que es aún más fuerte que la original. En lugar de tratar de ocultar los defectos y grietas, estos se acentúan y celebran, ya que ahora se han convertido en la parte más fuerte de la pieza. El kintsugi añade un nuevo nivel de complejidad estética a las piezas reparadas y hace que antiguas vasijas pegadas sean aún más valoradas que las que nunca se han roto. Kintsukuroi es el término japonés que designa al arte de reparar con laca de oro o plata, entendiendo que el objeto es más bello por haber estado roto. En lugar de considerarse que se pierde el valor, al reparar la cerámica se crea una sensación de una nueva vitalidad. Dicho de otra forma, el tazón se vuelve más bello después de haber sido roto y reparado. La prueba de la fragilidad de estos objetos y de su capacidad de recuperarse son lo que los hace bellos.
Llevemos esta imagen al terreno de lo humano, al mundo del contacto con los seres que amamos y que, a veces, lastimamos o nos lastiman. ¡Qué importante resulta el enmendar! Qué importante entender que los vínculos lastimados y el corazón maltrecho, pueden repararse con los hilos dorados del amor, y volverse más fuertes.
La idea es que cuando algo valioso se quiebra, una gran estrategia a seguir es no ocultar su fragilidad ni su imperfección, y repararlo con algo que haga las veces de oro: fortaleza, servicio, virtud… La prueba de la imperfección y la fragilidad, pero también de la resiliencia —la capacidad de recuperarse— son dignas de llevarse en alto.
Mundo consiente.