¡quédate!…
a irte conmigo al fin del mundo,
¡quédate!…
a dar la vuelta a la luna cada vez que se llene de luz,
¡quédate!…
a hablarme de tí,
de tu cuento interior,
de tus lunares,
de lo que no dices en público.
¡quédate!…
a mirar como bailamos sin música,
¡quédate!…
a respetar mis reglas y a enamorarte de mis excepciones,
¡quédate!…
a disipar nuestras interrogaciones,
…pero sobretodo…
¡quédate!…
para decidir conmigo
-una y otra vez-
que ante la duda…
¡lo que diga la pieL!
“Que ningún juez declare mi inocencia, porque, en este proceso a largo plazo buscaré solamente la sentencia a cadena perpetua de tu abrazo.”
Antonio Gala